El ex secretario de Obras Públicas de la Nación, José López, cumple hoy su segundo mes de prisión. Llega con nueva estrategia y nuevos abogados. El jueves de la semana pasada rompió su mutismo y relató cómo vivió el día de su detención, aunque no dio detalles sobre el origen de los U$S 9 millones, de los otros objetos de alta gama y los montos de dinero extranjero que tenía en su poder cuando intentaba esconderlos en el convento de General Rodríguez.
“Lo que voy a decir por ahora con respecto a ese dinero, es que ese dinero no me pertenecía, ese dinero pertenecía a la política. Y yo, cuando tenga la fortaleza física, psicológica y espiritual necesaria, voy a dar todos los detalles”, declaró la semana pasada ante el juez Daniel Rafecas, que lo investiga por enriquecimiento ilícito.
En su primera indagatoria, López se había negado a declarar sobre la noche en la que fue descubierto. Fuentes judiciales destacaron que ahora el ex funcionario se había mostrado con mejor talante y más colaborativo, aunque su declaración resultó insuficiente para deslindarse de responsabilidades, consignó la agencia estatal Télam.
Su nueva estrategia tuvo por objetivo enviar algunos mensajes encriptados a la clase política, desligar a las religiosas que habitaban el convento y a su mujer, María Amalia Díaz, de los hechos investigados por la justicia federal.
López dijo que llegó al convento en estado de “psicosis”, guiado por pensamientos extraños y que visiones lo condujeron hasta allí. Pero las religiosas ya habían declarado que lo esperaban durante esa noche.
La explicación que el ex funcionario dio fue que durante la tarde anterior a su detención había hablado con la madre, Alba Díaz de España Martínez, la superiora del convento, en busca de la “paz” que decía haber perdido debido a quienes lo perseguían.
A pesar de que se pensó que iba a “dar detalles” que vincularan a políticos, hasta ahora no lo hizo y tampoco evalúa declarar en calidad de “arrepentido”, según trascendió.
López dejó algunos nombres propios en su declaración, aunque no los vinculó con ningún hecho ilícito: mencionó al publicista Jorge “Topo” Devoto, amigo de la ex presidenta, Cristina Kirchner y a Ángel Calcaterra, primo de Mauricio Macri.
El cambio de estrategia de López comenzó a principios de julio cuando reemplazó a Fernanda Herrero, la abogada que soñaba con bailar y cantar en la televisión, por Fernando García y Diego Sánchez. En una declaración posterior ante Rafecas dijo: “No estaba en mi sano juicio porque ninguna persona en su sano juicio eligiría como defensora a la que dicen que yo elegí”.